Volvamos a creer
Este es un mensaje para todas aquellas personas que en algún momento han creído que Dios les ha olvidado, o les ha fallado… y que quieren volver a confiar, este es el momento para abrirle nuevamente el corazón.
En la Biblia hay algunas historias que debemos volver a ver:
- Un hombre que le creyó a Dios construyó un barco y salvó a su familia y a una pareja de cada animal para volver a poblar el planeta (Noé).
- Un hombre que le creyó a Dios fue vendido, estuvo en la cárcel, llegó a ser el primero en el Reino (José).
- Un hombre que le creyó a Dios fue tirado a un pozo con leones y salió intacto (Daniel).
- Un hombre que le creyó a Dios tomó su honda y mató a un gigante (David).
- Un hombre que le creyó a Dios sacó a su ejército liderado por los músicos y sus enemigos se confundieron y se mataron entre ellos (Josafat).
- Un hombre que le creyó a Dios dio siete vueltas a un muro y este se cayó (Josué).
- Un hombre que le creyó a Dios hizo que del cielo bajara fuego (Elías).
- Un hombre que le creyó a Dios abrió un mar en dos (Moisés).
En nuestros tiempos tenemos muchos ejemplos de personas que han conseguido cosas extraordinarias por su fe.
Talvez esta cita nos ayude.
A Jesús le llevaron un muchacho poseído, leámoslo en Marcos 9, 19-24
―¡Ah, generación incrédula! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho.
Así que se lo llevaron. Tan pronto como vio a Jesús, el espíritu sacudió de tal modo al muchacho que este cayó al suelo y comenzó a revolcarse echando espumarajos.
―¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre.
―Desde que era niño —contestó—. Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.
―¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.
―¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!
Talvez esa debe ser nuestra oración, creo Señor ayúdame en mi poca fe.
¿Creemos que Dios puede ayudarnos? Entonces busquémoslo en oración con un corazón sincero y totalmente abierto.
Dice la Biblia en Romanos 10,11 “Todo el que confíe en el Señor no será jamás defraudado”.
Bendiciones.